Mucho hablamos de la necesidad de la línea Algeciras – Bobadilla y de la conexión hasta Madrid. Parece casi un llanto de los habitantes de la zona, una excusa. Puede ser. No negaremos que en esta zona las excusas son casi un deporte.
Pero creemos que es importante enseñar por qué es tan determinante para la Bahía y por qué el Puerto de Algeciras puede ser un valor no sólo para esta comarca sino para España en general.
Empecemos por el principio, por la posición geográfica y por un poco de historia. La Bahía fue puerto antes que ciudad. Éste nació al amparo de las bondades de la magnífica Bahía y de su privilegiada situación. Imaginen un pequeño barco de hace un par de miles de años, que tras cabalgar el Mediterráneo, llega hasta un estrecho siempre ventoso. Y se encuentra, en medio de este sitio tan inhóspito y tan obligatorio, un abrigo natural. Invita a quedarse, ¿verdad?
Pues así fue y así nacieron las primeras poblaciones de la zona. Fueron pasando pueblos y todos con las mismas características: se vivía del puerto, casi a la espalda de la tierra que la une y de la que se separa por la mala orografía.
Los romanos crearon Carteia, en el centro de la Bahía y gracias al puerto pudo tener una importancia en todo el orbe romano. Hasta el punto, que fue la primera colonia a la que Roma otorgó la ciudadanía romana. El control del paso marítimo era clave, así que había que tener contentas a sus gentes.
Visigodos, Musulmanes, Vikingos, Cristianos, todos aprovechaban el potencial de la zona, y todos viviendo de espaldas a la tierra que la rodea. Con el mar era suficiente. Pero importantísimo. Hasta los ingleses se quedaron con un trocito de Bahía en cuanto pudieron.
Pero eso quedó atrás. Las infraestructuras invitan a mirar más allá y ver el potencial que tiene unir el mar con tierra adentro. El comercio no se queda en la costa, se expande hacia donde se encuentra la población. Ese comercio hacia el interior terminó derivando en un concepto novedoso en el siglo XX: la logística.
No se puede entender el concepto marítimo del siglo XXI sin entender la logística. Un concepto nada sencillo y con muchas aristas. Poco a poco, semana a semana desgranaremos el por qué la Bahía lleva un siglo sin poder disfrutar de una infraestructura básica. Y qué podría llegar a ser si se potencia. Un reto, que trascienda. Un objetivo, que el siglo sin tren sea sólo un siglo. Y una esperanza: que la Bahía sea una de las zonas más competitivas del mundo en unos años. ¿Nos acompañáis en este viaje? Estáis invitados.